No se le ocurre otra cosa al conductor de este automóvil que dejarlo en medio de bicicarril y marcharse a comprar el pan. Ha ocurrido esta misma mañana en la calle Paraguay y visto con mis propios ojos. He esperado un poco, ya que no había nadie en el coche, y cual es mi sorpresa al ver salir a una señora de una panadería cercana y montar en el coche y tan campante.
¡Un poquito de por favor! que decía un humorista, aunque esto no tenga ninguna gracia.
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